Capítulo 3 - Elena

jueves, 10 de noviembre de 2011
Mark sabía que la había jodido en el momento en el que abrió la boca, pero no podía callarse lo que estaba en su mente.


Tenía que irse de allí, o ella llamaría a seguridad. Pero no podía marcharse así como así. Ella merecía una buena disculpa. Pero su cabeza latía.

Eso y más te mereces, maldito bastardo.

-Señorita, ¿puede abrir la puerta por favor?

-Le dije que fuera señor.

-No me marchare hasta que no hable conmigo. Ya le dije que lo siento.

-Está bien, ahora márchese por favor.

-No.

-Tengo que ir a trabajar, así que márchese.

-Yo también tengo que ir a trabajar, pero no me iré.

-Mierda.

-Qué bonito vocabulario.

Mark regresó a la cama y se sentó a esperar.

Después de unos momentos salió la chica del baño. Portaba un albornoz, pero no era del hotel. Era de un color rosa profundo con imágenes de gatos en el.

Mark suprimió su carcajada. No podía reírse de su ropa también.

-Ríase si quiere. No importa. –Era muy receptiva también.

-Sus ojos no dicen lo mismo. Lo siento enserio.

-Está bien. Necesito vestirme, tiene que irse señor.

-Mi nombre es Mark.

-Está bien Mark, es hora de que se vaya.

-¿Cuál es su nombre?

-No importa.

-Claro que importa.

Ella suspiró. Por lo menos en ese aspecto se daría por rendida y le diría su nombre.

-Claire.

-Bien Claire, creo que es hora de irme. Te pido perdón una vez más, no era mi intención dormir en tu habitación, pero deberías cerrar la puerta la próxima vez.

-Correcto…

-Bueno, al parecer quieres que me vaya.

-Cree bien.

Mark sabía que tenía que irse, pero sus pies no se movían. O no quería que lo hicieran.

Se dio por vencido y se levantó de la cama. –Pediré que esta noche la carguen a mi cuenta.

-No se moleste, el hotel lo paga la empresa para la que trabajo.

-¿Segura?

-Se me hace tarde.

-Comprendo.

Una vez que Mark estuvo en el pasillo, vio la diferencia entre su puerta y la de Claire. -¿Cómo demonios pude equivocarme? –Obvio, estaba ebrio.

Caminó hacia su habitación con pies de plomo, su cabeza se sentía pesada y sus ojos ardían.

-Maldita resaca.

Entró a su habitación y encontró un sobre manila y otros pequeños en el piso.

El sobre manila contenía un aviso. Y lo leyó en voz alta.

-Señor Mark Kazaminsky, la cita de la conferencia con el equipo de Firbuks Company se cambia al día veintitrés del mes de marzo del presente año a las 12:30 horas. Se espera la presencia de la Lic. Elena Carson, gerente general de dicha empresa.

Las citas de la semana que viene serán aplazadas hasta nuevo aviso, como usted lo solicitó.

La cena con su novia se agendó para el día veintiséis de marzo a las 19:00 horas.

Sin ningún otro aviso. Que tenga un buen día.

Carol Richter.

Asistente.

-¿Por qué todos los avisos lo tiene que hacer tan formales?

Mark revisó los demás sobres. Algunos eran de las fundaciones a las que apoyaba en Nueva York, y los últimos dos eran de más cenas benéficas.

Le quedaban exactamente tres horas para estar duchado y sin resaca para poder asistir a la conferencia con el equipo de Firbuks Company.

-¿Cómo será la gerente general? -Todo el mundo se había preguntado eso, hasta la noche anterior. Ahora era él, el que lo hacía, ya que no había asistido a la conferencia.

¿Sería rubia como todos sus empleados comentaban? ¿Por qué había tanto misterio a su alrededor? La verdad es que estaba ansioso por saber.

Recordó que no había llamado a Kayla, así que rápidamente tomó su Black Berry y marcó el número que se sabía de memoria.

-¿Hola? –Mark quedó impactado al escuchar la voz de varón al otro lado de la línea.

-¿Se encuentra Kayla?

-¿Quién la busca?

-Su novio.

Al otro lado hubo un poco de movimiento, y después contestó Kayla.

-¿Cariño? ¿Eres tú?

-Si soy yo. –Contestó Mark. -¿Quién es el que contestó el teléfono?

-Es mi hermano, Jared, vino desde Jamaica a visitarme. ¿No es grandioso?

El alivio inundó a Mark, tenía miedo de que Kayla se alejara de él de una manera que no podía concebir. Desde que murieron sus padres se había sentido solo y escaso de cariño, que se identificó con la primera persona que le demostró un poco de amor. Y esa había sido Kayla la tierna Kayla.

-¿Cariño? ¿Estás ahí?

-Sí, aquí estoy.

-Quiero presentártelo cuando regreses de Nueva York.

-Estoy ansioso de conocer a tu familia.

-Yo también lo estoy amor.

-¿Por qué no me contéstate el teléfono ayer?

-Suenas como un marido celoso.- Eso le recordó a Mark lo del anillo.

-Bueno, no quería que sonara así, pero te tengo una sorpresa.

-¡Una sorpresa! Dime que es.

-Entonces ya no sería una sorpresa.

-Oh, está bien, ¿Cuánto tiempo estarás en Nueva York?

-Por lo menos otros tres días.

-Te extraño horrores, quiero que estés aquí.

-Yo también te extraño cariño. Pero es mi trabajo, no te preocupes, pronto estaré de regreso.

-Está bien, te guardare un espacio en mi cama. Chao cariño.

-Adiós cariño.

Por más que amara a Kayla, aun no estaba preparado para decirlo. Por lo menos lo estaría hasta dentro de tres días, cuando le pidiera matrimonio.

Tenía que ducharse y pronto, para poder bajar a desayunar.

Se dirigió al baño a ducharse y para tomarse unas aspirinas.

Cuando se hubo puesto su traje de diseñador, Mark se dirigió hacia el restaurante del hotel. Tenía que ser rápido, porque se le haría tarde para ir a la reunión.

Tomando su desayuno se preguntó como seria su vida con Kayla, ¿realmente la amaba?

Después de diez minutos en el restaurante, se dio cuenta que no había tocado la mayor parte de su desayuno y como no seguiría con ello, pagó y se dirigió a la sala de conferencias.

Llegó a los elevadores y esperó, sintió movimiento a su lado izquierdo y se dio cuenta de que era la chica, esa chica que lo había dejado pensando.

-Hola señorita, buen día.

La chica solo le dio una mirada despectiva y miró al frente. Eso había sido muy grosero de su parte, pero Mark entendía, que él había hecho algo mucho peor. Dirigió su atención a la carpeta que cargaba en sus manos y se dio cuenta de que era de Firbuk´s Company. -¿Conoce usted a Elena Carson? –Preguntó Mark inocentemente tratando de entablar una pequeña conversación. -¿Es su asistente a caso?

-No tengo por qué darle ningún tipo de información, señor. –Respondió ella tajantemente.

-Ya le dije que lo sentía, no era mi intención hacerla sentir mal. Quiero compensarlo. Qué tal si la invito a cenar.

Ella pareció un poco sorprendida durante un momento, pero su rostro fue una vez más una máscara de frío rencor. –Bien, que tal si hacemos algo mejor. Si no logramos pasar la reunión, no la molesto nunca más. Pero si todo se desarrolla normalmente usted pasara todo un día conmigo. Sin separarnos, así conoceré quien es usted en realidad. Y usted me conocerá a mí, para que se dé cuenta de que no soy un bastardo.

Su rostro no podía ser de mayor horror. -¿De qué reunión está hablando? Yo me reuniré con Mark Kazaminsky, el presidente de…

-Bingo, yo soy Mark Kazaminsky. ¿Usted es la asistente de Elena Carson? –No le dio tiempo de contestar por que el elevador se detuvo, y al abrirse se encontraron cara a cara con su padre, Nicolau Kazaminsky. –Elena, querida niña, al parecer ya conociste a mi hijo Mark. Eso me alegra mucho. Así nos evitamos las presentaciones.

Mark no podía creer que había insultado a la gerente general de su futura empresa asociada. Era un bastardo con mala suerte. La miró brevemente solo para darse cuenta de que ella lo fulminaba con la mirada.

3 comentarios:

Beluchiss dijo...

ahhh jajaaj buenoo Mark conocio a Elenaaa je me gustooooo encimaa metioo la pata por que bueno ahora sabe que ella es la gerente de la empresa con la cual va a asociarse je!! y la noviaa de Mark mmmm habraa sido el hermano el que atendio el telefonoo yoo nooo me lo tragooooo jajaaj para mi lo esta enganñandooo !!!!!! fantastica la historiaaa adiossss!!!!

Anónimo dijo...

Bueno, chica, te has superado.
Mark no será un bastardo, pero sí un capullo. Bien, Elena lo pondrá en su sitio, como se merece. Aunque también es un tontorrón porque no se entera de que le han salido dos cuernos enormes.
Ánimo, Marlen.
Me encanta.
Penélope

judith dijo...

jejeje Mark a pasado un momento de esos de "tierra tragame " se lo merece por bruto . Si yo fuera Elena le haría sudar sangre en la reunión .

está interesantísima la novela

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