Capítulo 2 -Elena

jueves, 10 de noviembre de 2011
MARK

A las doce de la noche era oficial, el gran empresario Mark Kazaminsky estaba ebrio hasta el culo.


No podía con él mismo, y extrañaba a Kayla, ¿Qué demonios tenia la hermosa jamaiquina que lo había enganchado tanto?

¿La hermosura tal vez?

En el bar del hotel en el que se hospedaba no querían darle más alcohol, así que decidió irse a su habitación. La decisión que acababa de tomar no era fácil, proponerle matrimonio a Kayla Ronce no estaba en sus planes el fin de semana pasado. Pero ella era totalmente una adicción. No podía dejar de pensar en ella en ningún segundo del día. El separarse de ella tanto tiempo tampoco estaba en sus planes. Sentía que se volvía loco sin saber de ella. Y como no le había contestado las llamadas había decidido tomar una copa, pero esta se convirtió en una segunda y una tercera, así, hasta que perdió la cuenta.

Entró dando tumbos en el pasillo donde se encontraba su habitación.

Estaba a punto de deslizar su tarjeta-llave cuando se dio cuenta de que la puerta se encontraba abierta. –Que descuidado eres Kazaminsky, algún día te robaran algo valioso. –Se reprendió a sí mismo.

Estaba tan ebrio que no se dio cuenta de las estupideces que balbuceaba.

Se dejó caer en la cama apenas se quitó sus elegantes zapatos Gucci.

Sus ojos se cerraron en cuanto tocó el colchón.

En sus sueños se encontraba abrazando en la cama a una pasada de peso Kayla, pero a él no le importaba nada de eso, quería estar con la mujer que le interesaba. Por más que quería no podía decir las palabras que Kayla quería escuchar. El “Te amo” pasaba por su mente, pero jamás llegaba a sus labios.

El cuerpo que estaba junto a él, se movió de manera muy real, lo sintió cálido junto al suyo, pero se dijo que era su estúpida ebriedad la que le hacía sentir cosas.

Con ese pensamiento, se sumergió en un sueño totalmente pesado.


ELENA

Elena estaba a la deriva de los sueños cuando menos se dio cuenta, pero cuando estaba saliendo de esa hermosa neblina en la que se encontraba con un hombre sexy, se dio cuenta que en realidad no estaba sola.


-No lo creo posible –Dijo Elena con los ojos como platos, cuando se percató que en su cama estaba un hombre dormido.

Se levantó rápidamente, llevándose consigo las sabanas y almohadas de pasada.

Vio a su alrededor y tomó lo primero que entró en su vista. Una zapatilla de tacón de aguja.

-Creo que esto servirá.

Viéndolo bien, el hombre que se encontraba en su cama era atractivo, muy atractivo a decir verdad. Cabello negro azabache que contrastaba con su blanca piel. Por lo que podía ver, tenía un muy buen cuerpo… pero eso no quitaba el hecho de que podía ser un asesino en serie o un pervertido.

-¡Oiga usted! –Gritó ella. –Ande, despierte.

-… cinco minutos más por favor… -Murmuró el hombre, cambiando de lado en la cama.

-¡Despierte! –Dijo Elena más fuerte.

-Que demo… -masculló el tipo cuando su vista se aclaró.

-¿Qué hace en mi habitación?

-¿Su qué? –Preguntó recargándose en el codo. Esa era una pose muy sexy, se dio cuenta Elena.

-Mi habitación. ¿Qué hace usted en mi habitación?

-Claro que no señora. Esta es mi habitación.

-Señorita por favor.

-Como sea. Esta es mi habitación, y necesito que se vaya por favor o tendré que llamar a seguridad. No estoy para recibir a chicas locas en este momento. Tengo una gran resaca.

-No soy ninguna chica loca señor. Esta es mi habitación. Yo pagué por ella, yo me quedo en ella.

Él se sentó con cara de irritación y la miró de forma intensa.

-Mire… señorita, esta es mi habitación, ¿lo ve? Aquí esta mi tarjeta. Numero 238.

-Esta no es la habitación 238, es la 242.

-¿Qué? –Dijo él sentándose.

-¿Usted no intentó hacer nada mientras dormía, verdad?

-El tipo soltó una corta carcajada. –Estaba ebrio, se mis limites, ¿con usted? Ni ebrio –Esas palabras hirieron a Elena de una manera que nunca creyó posible. Pero al parecer, también se dio cuenta de su error y trató de solucionarlo. Y eso molesto a Elena. Dejó caer la zapatilla que tenía en la mano y se dirigió al cuarto de baño.

-Cuando salga de la ducha, espero que no esté aquí, o tendré que llamar a seguridad.

-Lo siento, no era mi intención ofenderla, pero es que la resaca que tengo me hace decir estupideces.

-No se preocupe, usted piensa demasiado rápido y no separa lo que tiene que decir con lo que se tiene que quedar en su mente.

-Golpe bajo.

-Quiero que se vaya de mi habitación señor.

Elena no perdió tiempo y se metió en el cuarto de baño. En cuanto cerró la puerta tras de sí, las lagrimas comenzaron a salir sin que ella las pudiera detener.

Trató de llorar silenciosamente, pero en su mayor parte, sus sollozos eran demasiados fuertes.

Se metió en la ducha y no espero a que el agua se calentara. Tenía que amortiguar su llanto rápidamente. No podía demostrar lo que los comentarios de un extraño hacían en ella.

Después de varios minutos, tocaron a la puerta del baño. Ella lo ignoró completamente y trató de calmarse lo suficiente.

No podía pasarle esto, no otra vez.

3 comentarios:

Mª LUISA H dijo...

Marlen ,digas lo que digas ,esta chunga chunga ,no sale de una depresión y va a por otra ,en mi país ay un dicho: al perro más falco las pulgas más gordas, eso le pasa a Elena .Esperemos que no tarde en cojer al toro por los cuernos ,otro dicho jjajajajaja,besotes

Beluchiss dijo...

hola ahhh pobree Elenaaa por dioss el comentariooo de Mark la hirioo muchisimoo ufaaa y seguro que era el golpeando la puertaaa mm para que para disculparse otra vezzz iguall ya esta por que ya le dijo eso y a Elena le dolioo!1! me encantooooo el capitulooo nos leemos en el que sigueee!!! adioss!!!

judith dijo...

no sé si mejorará pero de momento Mark me parece un insensible maleducado . Pobre Elena , primero se le cuela un tipo en su cama , y depués la insulta . y es que a veces las palabras hacen más daño que los golpes.

Judith

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