Hola mis chicos, se que me tarde un poco mas de la cuenta en estos capítulos, pero es que la verdad no habia tenido ni el tiempo ni la cabeza para subirlos, apenas y tuve tiempo esta semana para escribirlos, pero espero que me comprendan, los proximos capitulos los haré mucho mas rapido, por que esto apenas comienza y voy muy lento... estimo que este libro tenga minimo 50 o 60 paginas. No lo se, bueno chicos aquí les dejo los tres capitulos siguientes, que los disfruten los quiero y un besote...
;D
Kyle bajó a la cocina después de ducharse y tomó un plato con cereal. Era lo único que se permitía cuando estaba retrasado, además no era un buen cocinero y si comía algo de su repertorio lo más seguro es que cayera en cama po intoxicación.
-Nunca pensé que me tomara tanto tiempo en la ducha… -Estaba consternado consigo mismo, ya que había pasado media hora en el baño y no se había dado cuenta.
Salió corriendo mientras tomaba las llaves, su celular y algunos expedientes junto con su arma.
Entró a su Ford Crown y no esperó a que este calentara, tenía que llegar rápidamente a la estación si no quería recibir una amonestación. Realmente vivir en Los Ángeles había sido una gran idea dos años antes, quería liberarse de todo el estrés de Nueva York, pero ahora se daba cuenta que era la misma clase de frustración. La misma clase de sujetos que creían que se podían salir con la suya al asaltar un pequeño mini market, un banco, una joyería, etc, etc.
Solo esperaba que la transferencia a Villa Paradise funcionara, el departamento policial de la pequeña ciudad lo había solicitado específicamente a él por su capacidad para resolver casos difíciles. Lo querían como supervisor del departamento, y a decir verdad, Kyle lo había pensado. Al principio la oferta le pareció un poco aburrida, pero ahora que lo pensaba mejor, la idea le maravillaba, solo esperaba que a su capitán no le disgustara demasiado. Perderían un gran elemento en Los Ángeles, pero Kyle quería cambiar de ambientes, quería algo más sencillo. Tenía más de diez años en la fuerza policial, como detective más de seis, y quería tomarse un descanso, su capacidad no había disminuido. Solo que quería tiempo para sí mismo y tal vez, solo tal vez, ya no quería estar solo todas las noches.
Aparcó el coche en su sitio y se apresuró al enorme edificio de color gris.
Entró y saludó a Missy la recepcionista, con la que había tenido que ver una noche de copas. Ambos sabían que no sucedería nada más entre ellos, y estaban bien con ese hecho.
Subió las escaleras hasta el tercer piso donde se encontraba su departamento, Homicidios. Si tan solo este fuera tan sencillo como Narcóticos.
Caminó por el manchado piso de linóleo gris hasta su escritorio. Encendió la computadora y saludó a unos cuantos compañeros. Mientras se cargaba la configuración de la computadora decidió ir por un café a la sala de descansos. Realmente necesitaba una gran taza. Pero no había dado ni tres pasos en esa dirección cuando escuchó el rugido de su capitán. –Leto, te quiero en mi oficina ahora. –El hombre se encaminó hasta su oficina al final de los cubículos y dejó la puerta abierta.
Kyle maldijo para sí mismo, mientras ignoraba las palabras de aliento que sus compañeros decían en broma. Ni siquiera había tenido la oportunidad de conocer a una pequeña taza de café. Si a la porquería que servían se le podía llamar café.
Entró a la bien decorada habitación en la que el hombre calvo, con barriga sobresaliente y ojos entornados quedaba muy fuera de lugar. Había fotografías de vacaciones esparcidas por toda la habitación, alfombras coloridas en el piso, y sillas caras. Incluso había una pequeña planta en la ventana. Si, era tan malditamente bizarro.
-Muy bien Kyle, toma asiento. Ahora tengo algo muy importante que decirte. –Kyle se sentó en la silla que se le ofrecía y se preparó psicológicamente para lo que seguramente venia. –Kyle, tu sabes que has sido un elemento de suma importancia en este departamento y en toda la estación, realmente has sido unos de los más grandes detectives que he tenido la fortuna de dirigir. Te aprecio a pesar de todas las diferencias y disgustos que hayamos tenido. Sé que sueno como una chica, pero te aprecio muchísimo hijo…
-No sé qué es lo que quiere decir señor. –Dijo Kyle más nervioso que nunca en toda su vida. Ni cuando fue entrevistado para entrar al departamento estaba tan nervioso.
El capitán Sheridan suspiró audiblemente –Acepté tu transferencia a Villa Paradise Kyle. Necesitas un cambio de ambiente.
Por un momento Kyle se quedó sin habla. Lo que tanto añoraba se había hecho realidad, pero un pequeño hueco se empezaba a formar. Dejar todo lo que conocía para adentrarse a terreno desconocido haciendo un trabajo que le era desconocido.
-No sé qué decir señor –Era lo único que podía darle a la mirada astuta del hombre mayor.
-Un simple gracias podría bastar –Contestó Sheridan con una sonrisa tensa. Ambos sabían que Kyle era magnifico en su trabajo, pero así eran los cambios. –Ahora quiero que te largues de mi oficina que tengo trabajo que hacer, y tú tienes que empacar porque tu vuelo sale en la noche de hoy.
-Uh-huh –Dijo Kyle mientras se ponía de pie junto con Sheridan. –Así que… ¿aquí se termina esto? –Preguntó Kyle con un tinte de nostalgia. Se aclaró la garganta tratando de salvar su masculinidad frente a su capitán.
-Hijo, puede que te vayas a otra ciudad pero siempre estarás aquí, en este departamento que tanto te admira, y por supuesto, tienes que dejarte caer de vez en cuando.
Kyle asintió con fuerzas renovadas y salió de la oficina dándole una última mirada a ese hombre que le había enseñado grandes cosas en los últimos seis años.
Regresó de nuevo a su escritorio y le dio una real mirada a todos sus compañeros. Mayormente todos tenían un compañero de caso, pero Kyle nunca había tenido uno. Se sentía extraño y solo. Tenía muchos camaradas, pero no tenía un amigo real, no desde que le dispararon a su mejor amigo y compañero, Kaden Michaels. Lo peor de todo es que nunca encontraron su cuerpo. Todo decían que los matones se lo habían llevado como trofeo, y eso hacía que Kyle quisiera golpear algo.
Se sentó en su silla mientras observaba una foto vieja de él, su hermana y Kaden en la playa. Elisa estaba hermosa ese día, tenía la sonrisa más grande del mundo cuando de Kaden se trataba, pero lo que Elisa no sabía era que Kaden era gay.
Apagó la computadora y tomó una caja de hojas blancas. Metió la fotografía, su tasa en la que se leía “SOY EL MEJOR” algunos documentos importantes, su pelota de goma para el estrés y por último la pequeña planta que le habían regalado el día de su cumpleaños.
-¿A dónde crees que vas Leto? –Lo que le faltaba, el imbécil de Renzo Storey. El sujeto era la némesis de Kyle, se odiaban mutuamente, Renzo lo odiaba por ser uno de los mejores y Kyle lo odiaba porque Renzo lo hacía.
Kyle puso su más cínica sonrisa y se giró para poder ver al hombre rubio. Sus ojos eran de un azul glacial. Unos ojos que decían “vete a la mierda”, pero a Kyle no lo intimidaba.
-Me voy, es lo que más has deseado desde que nos conocemos. Y tu sueño se ha hecho realidad. –Por primera vez en cuatro años, que era el tiempo que se conocían, Renzo Storey dejó mostrar una emoción. Fue fugaz, pero aun así una emoción.
Trató de no seguir con su juego y lo pasó de largo. Caminó orgullosamente por todo el departamento, mientras lo hacía dejaba tras de sí, muchas noches de insomnio, noches de celebración y también dejaba tras de sí, todas las noches de trabajo que compartió con su mejor amigo. En ese mismo cubículo habían trabajado codo a codo para detener a los delincuentes. Ahora Kaden estaba muerto pero quizás no sepultado.
Caminó de nuevo por el viejo y manchado piso de linóleo y bajó las escaleras mientras escuchaba a sus compañeros murmurar, Kyle no quería una celebración de despedida, no era un hipócrita hijo de puta, realmente en el departamento no tenía amigos, solamente había tenido uno, el cual estaba muerto, así que no importaba si se iba no tenía nada por que regresar.
Missy lo vio con sorpresa en su mirada y una perfecta O en sus pintados labios. La saludó con un pequeño asentimiento y siguió caminando hasta llegar al Crown, abrió la puerta del auto y metió sus cosas, estaba a punto de entrar cuando Renzo llegó corriendo hasta él.
-Leto… yo no te odio hombre, solamente quería que lo supieras. –Decir que Kyle estaba en shock era decir poco. Se quedó estupefacto, nunca en toda su vida hubiera imaginado que Renzo Storey hiciera un poco de interacción positiva con él. Nunca.
-Bueno Renzo, nunca me imaginé esto. Siempre eres tan… prepotente.
-Sé lo que quieres decir Kyle. Pero enserio, nunca deseé que te marcharas, simplemente me divertía, ya sabes. –Dijo encogiéndose de hombros y viendo a la lejanía.
-Muy bien Renzo, tengo que irme a empacar y tengo un sitio al que irme, muchas gracias por tus palabras, ahora sé que no me voy con un enemigo a mis espaldas.
-Sí, bueno. Si alguien sabe de esto… -No había necesidad de terminar la frase, ambos sabían que no tenía que salir.
Kyle salió del estacionamiento viendo el edificio y a Renzo por el retrovisor hasta que ya no estaban en su línea de visión.
Empezaría de nuevo, en un lugar desconocido, con personas desconocidas.
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Kyle bajó a la cocina después de ducharse y tomó un plato con cereal. Era lo único que se permitía cuando estaba retrasado, además no era un buen cocinero y si comía algo de su repertorio lo más seguro es que cayera en cama po intoxicación.
-Nunca pensé que me tomara tanto tiempo en la ducha… -Estaba consternado consigo mismo, ya que había pasado media hora en el baño y no se había dado cuenta.
Salió corriendo mientras tomaba las llaves, su celular y algunos expedientes junto con su arma.
Entró a su Ford Crown y no esperó a que este calentara, tenía que llegar rápidamente a la estación si no quería recibir una amonestación. Realmente vivir en Los Ángeles había sido una gran idea dos años antes, quería liberarse de todo el estrés de Nueva York, pero ahora se daba cuenta que era la misma clase de frustración. La misma clase de sujetos que creían que se podían salir con la suya al asaltar un pequeño mini market, un banco, una joyería, etc, etc.
Solo esperaba que la transferencia a Villa Paradise funcionara, el departamento policial de la pequeña ciudad lo había solicitado específicamente a él por su capacidad para resolver casos difíciles. Lo querían como supervisor del departamento, y a decir verdad, Kyle lo había pensado. Al principio la oferta le pareció un poco aburrida, pero ahora que lo pensaba mejor, la idea le maravillaba, solo esperaba que a su capitán no le disgustara demasiado. Perderían un gran elemento en Los Ángeles, pero Kyle quería cambiar de ambientes, quería algo más sencillo. Tenía más de diez años en la fuerza policial, como detective más de seis, y quería tomarse un descanso, su capacidad no había disminuido. Solo que quería tiempo para sí mismo y tal vez, solo tal vez, ya no quería estar solo todas las noches.
Aparcó el coche en su sitio y se apresuró al enorme edificio de color gris.
Entró y saludó a Missy la recepcionista, con la que había tenido que ver una noche de copas. Ambos sabían que no sucedería nada más entre ellos, y estaban bien con ese hecho.
Subió las escaleras hasta el tercer piso donde se encontraba su departamento, Homicidios. Si tan solo este fuera tan sencillo como Narcóticos.
Caminó por el manchado piso de linóleo gris hasta su escritorio. Encendió la computadora y saludó a unos cuantos compañeros. Mientras se cargaba la configuración de la computadora decidió ir por un café a la sala de descansos. Realmente necesitaba una gran taza. Pero no había dado ni tres pasos en esa dirección cuando escuchó el rugido de su capitán. –Leto, te quiero en mi oficina ahora. –El hombre se encaminó hasta su oficina al final de los cubículos y dejó la puerta abierta.
Kyle maldijo para sí mismo, mientras ignoraba las palabras de aliento que sus compañeros decían en broma. Ni siquiera había tenido la oportunidad de conocer a una pequeña taza de café. Si a la porquería que servían se le podía llamar café.
Entró a la bien decorada habitación en la que el hombre calvo, con barriga sobresaliente y ojos entornados quedaba muy fuera de lugar. Había fotografías de vacaciones esparcidas por toda la habitación, alfombras coloridas en el piso, y sillas caras. Incluso había una pequeña planta en la ventana. Si, era tan malditamente bizarro.
-Muy bien Kyle, toma asiento. Ahora tengo algo muy importante que decirte. –Kyle se sentó en la silla que se le ofrecía y se preparó psicológicamente para lo que seguramente venia. –Kyle, tu sabes que has sido un elemento de suma importancia en este departamento y en toda la estación, realmente has sido unos de los más grandes detectives que he tenido la fortuna de dirigir. Te aprecio a pesar de todas las diferencias y disgustos que hayamos tenido. Sé que sueno como una chica, pero te aprecio muchísimo hijo…
-No sé qué es lo que quiere decir señor. –Dijo Kyle más nervioso que nunca en toda su vida. Ni cuando fue entrevistado para entrar al departamento estaba tan nervioso.
El capitán Sheridan suspiró audiblemente –Acepté tu transferencia a Villa Paradise Kyle. Necesitas un cambio de ambiente.
Por un momento Kyle se quedó sin habla. Lo que tanto añoraba se había hecho realidad, pero un pequeño hueco se empezaba a formar. Dejar todo lo que conocía para adentrarse a terreno desconocido haciendo un trabajo que le era desconocido.
-No sé qué decir señor –Era lo único que podía darle a la mirada astuta del hombre mayor.
-Un simple gracias podría bastar –Contestó Sheridan con una sonrisa tensa. Ambos sabían que Kyle era magnifico en su trabajo, pero así eran los cambios. –Ahora quiero que te largues de mi oficina que tengo trabajo que hacer, y tú tienes que empacar porque tu vuelo sale en la noche de hoy.
-Uh-huh –Dijo Kyle mientras se ponía de pie junto con Sheridan. –Así que… ¿aquí se termina esto? –Preguntó Kyle con un tinte de nostalgia. Se aclaró la garganta tratando de salvar su masculinidad frente a su capitán.
-Hijo, puede que te vayas a otra ciudad pero siempre estarás aquí, en este departamento que tanto te admira, y por supuesto, tienes que dejarte caer de vez en cuando.
Kyle asintió con fuerzas renovadas y salió de la oficina dándole una última mirada a ese hombre que le había enseñado grandes cosas en los últimos seis años.
Regresó de nuevo a su escritorio y le dio una real mirada a todos sus compañeros. Mayormente todos tenían un compañero de caso, pero Kyle nunca había tenido uno. Se sentía extraño y solo. Tenía muchos camaradas, pero no tenía un amigo real, no desde que le dispararon a su mejor amigo y compañero, Kaden Michaels. Lo peor de todo es que nunca encontraron su cuerpo. Todo decían que los matones se lo habían llevado como trofeo, y eso hacía que Kyle quisiera golpear algo.
Se sentó en su silla mientras observaba una foto vieja de él, su hermana y Kaden en la playa. Elisa estaba hermosa ese día, tenía la sonrisa más grande del mundo cuando de Kaden se trataba, pero lo que Elisa no sabía era que Kaden era gay.
Apagó la computadora y tomó una caja de hojas blancas. Metió la fotografía, su tasa en la que se leía “SOY EL MEJOR” algunos documentos importantes, su pelota de goma para el estrés y por último la pequeña planta que le habían regalado el día de su cumpleaños.
-¿A dónde crees que vas Leto? –Lo que le faltaba, el imbécil de Renzo Storey. El sujeto era la némesis de Kyle, se odiaban mutuamente, Renzo lo odiaba por ser uno de los mejores y Kyle lo odiaba porque Renzo lo hacía.
Kyle puso su más cínica sonrisa y se giró para poder ver al hombre rubio. Sus ojos eran de un azul glacial. Unos ojos que decían “vete a la mierda”, pero a Kyle no lo intimidaba.
-Me voy, es lo que más has deseado desde que nos conocemos. Y tu sueño se ha hecho realidad. –Por primera vez en cuatro años, que era el tiempo que se conocían, Renzo Storey dejó mostrar una emoción. Fue fugaz, pero aun así una emoción.
Trató de no seguir con su juego y lo pasó de largo. Caminó orgullosamente por todo el departamento, mientras lo hacía dejaba tras de sí, muchas noches de insomnio, noches de celebración y también dejaba tras de sí, todas las noches de trabajo que compartió con su mejor amigo. En ese mismo cubículo habían trabajado codo a codo para detener a los delincuentes. Ahora Kaden estaba muerto pero quizás no sepultado.
Caminó de nuevo por el viejo y manchado piso de linóleo y bajó las escaleras mientras escuchaba a sus compañeros murmurar, Kyle no quería una celebración de despedida, no era un hipócrita hijo de puta, realmente en el departamento no tenía amigos, solamente había tenido uno, el cual estaba muerto, así que no importaba si se iba no tenía nada por que regresar.
Missy lo vio con sorpresa en su mirada y una perfecta O en sus pintados labios. La saludó con un pequeño asentimiento y siguió caminando hasta llegar al Crown, abrió la puerta del auto y metió sus cosas, estaba a punto de entrar cuando Renzo llegó corriendo hasta él.
-Leto… yo no te odio hombre, solamente quería que lo supieras. –Decir que Kyle estaba en shock era decir poco. Se quedó estupefacto, nunca en toda su vida hubiera imaginado que Renzo Storey hiciera un poco de interacción positiva con él. Nunca.
-Bueno Renzo, nunca me imaginé esto. Siempre eres tan… prepotente.
-Sé lo que quieres decir Kyle. Pero enserio, nunca deseé que te marcharas, simplemente me divertía, ya sabes. –Dijo encogiéndose de hombros y viendo a la lejanía.
-Muy bien Renzo, tengo que irme a empacar y tengo un sitio al que irme, muchas gracias por tus palabras, ahora sé que no me voy con un enemigo a mis espaldas.
-Sí, bueno. Si alguien sabe de esto… -No había necesidad de terminar la frase, ambos sabían que no tenía que salir.
Kyle salió del estacionamiento viendo el edificio y a Renzo por el retrovisor hasta que ya no estaban en su línea de visión.
Empezaría de nuevo, en un lugar desconocido, con personas desconocidas.
1 comentarios:
HOLAAA bueno Kyle empiezaa una nueva etapa en su vidaaaa mm haber como le vaa y conoceraa a sus parejasss ahhh que emocionnn!! ya quiero saber mas...tu siempreee me enganchass muchisimoss con las historiass je..!!! y bueno nos vAmos a Villa Paradisee jee...!!! me voy a seguirr leyendoooo !! ahh me encantaaa esta historiaa!!
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