Capítulo 1 -Unidos por el Dorado

jueves, 2 de febrero de 2012
Aldaron Sul Amras ha creado una familia o tribu como los llama él, después de que la guerra entre los elfos oscuros y los elfos pacíficos comenzara, miles de familias fueron asesinadas, las más influyentes e importantes. Muchos otros huyeron a lugares secretos, pero Alsa no lo hizo, se quedó al pie del cañón con sus hombres a los cuales se les llama “Los Vigilantes”. Muchos murieron en combate. Pero nunca desistieron. Ahora, cuando son superados en número, tienen que ocultarse parcialmente.


Alsa es el “Rey” de Los Vigilantes, formar parejas es lo menos que espera este grupo de rudos elfos y no elfos, pero el amor y el destino los patearan en las bolas, en un par de veces es literal.

El Rey Alsa tiene bajo su ala a quince elfos y no elfos que buscan la gloria antes que todo en el mundo. La venganza corre por sus venas, una guerra que ni ellos mismos saben porque inicio está en etapas de término. ¿Serán los guerreros capaces de superar la guerra… del amor inesperado?




CAPÍTULO UNO

-¿Nombre? -Nicholas Monrooe. –Es muy ficticio lo sé –.


-¿Estado civil? Soltero y seco. –Sin sexo –.

-¿Edad? -Es mejor no decirla, está bien, deja de apuntarme con la maldita pistola, tengo veinticinco.

-¿Ocupación? -En este momento estoy en paro. Gracias a ti, maldito bastardo, ¿sabes todo lo que el gobierno me cobrará por mis impuestos?

-Bueno Nicholas Monrooe, este es tu última oportunidad, tendrás que decirme lo que viste o sufrirás las consecuencias…

-Detective Rand no está logrando nada con este interrogatorio estúpido, solo me dan ganas de reír, no logro meterme en el papel.

-Tendrás que meterte en el papel René. Si no lo haces morirás.

-Qué manera de levantarme el ánimo, por lo que veo no hay presiones.

-Sabes que solo me preocupo por tu vida, Valcko Remnsik no se detendrá por qué no entras en el papel.

-Lo sé, lo sé, lo siento, no quería disgustarlo, pero es que todo esto es tan… loco. –Sin mencionar su secreto mejor guardado. Y si el mundo llegara a descubrirlo Valcko Remnsik iba a ser su menor problema.

-No me gusta estar en el programa de protección a testigos.

-Lo sé René, pero es por tu bienestar, estuviste en el lugar equivocado en el momento equivocado.

-Sí, ese maldito elfo oscuro tuvo que aparecerse justamente cuando me iba a casa.

-¿Qué acabas de decir? ¿Elfo oscuro? –Pronto René estaba alarmado, había cometido un pequeño desliz, uno que podría costarle la vida.

-Sí, es que el sujeto parecía un maldito elfo, ya sabes todo pequeño y esas cosas -¡Bravo!

-Si lo sé, el sujeto es una pequeña mierda. Ahora, sigamos con lo que estábamos haciendo.

René ya estaba por fin en la adultez y estaba por conseguir pareja, si esto realmente sucedía, y estaba muy consciente de lo frágil que era sin tener otra fuente de energía natural de la que sustentarse. Contaba con ciento cincuenta años afortunadamente, pero los demás elfos no parecían notarlo, si señores, él era un elfo. Un elfo dorado, todo en él lo gritaba, sus facciones eran un poco delicadas, con su cabello cobrizo hasta los hombros, y sus ojos plateados, si bien su raza era conocida por ser la más alejada a los humanos y a todas las razas élficas a decir verdad, aquí estaba él. Hablando y casi coqueteando con un humano, un humano al que le debía la vida. –Bueno René, tenemos que continuar en lo que estábamos –Dijo Rand sacándolo de sus pensamientos.

-¿Qué tal si continuamos mañana? En estos momentos me duele un poco la cabeza.

-Pero René…

-¿Por favor? Se lo que dirás… que soy terco y testarudo, pero es solo un día, no creo que me suceda nada en un día, además estoy en otra ciudad, quiero explorarla, ¡Esto es Villa Paradise! Por favor Rand.

Rand suspiró porque sabía que estaba totalmente derrotado, su cabello estaba desordenado y su camisa totalmente arrugada, bajo sus impactantes ojos color miel habían unas profundas ojeras que lo hacían parecer mayor a sus treinta y las cuales demostraban lo mucho que estaba metido en el caso de René, y él le estaba totalmente agradecido por ello.

Ese hombre era muy impactante, su cuerpo estaba bien definido de los años en la academia, y su cabello marrón era uno de sus más grandes atractivos, tanto para hombre como para mujeres.

René alejó la vista del cabello de Rand y se concentró en su propósito. –Entonces, ¿Eso es un si detective?

-Tú ganas esta vez René. Pero la próxima vez todo será diferente.

Si, la próxima vez.

***

René caminaba por la calle principal de Villa Paradise, todo a su alrededor era tan hermoso y tan nuevo para él. Todo era tan diferente a Nueva York, a Miami. Aquí se respiraba paz y tranquilidad. Las casas estaban construidas de ladrillos rojos, con tejas de adoquín, al igual que sus calles. Por la calle principal llamada calle del triunfo, por alguna victoria en la guerra civil, había una librería de dos pisos, también había un mini centro comercial, pequeños comercios locales, alguna que otra peluquería, un restaurante de comida italiana y por supuesto estaba el ayuntamiento de la ciudad.

Los coches pasaban por la ancha calle mientras la brisa alborotaba el cabello de René. El cielo era de un azul maravilloso sin ningún asomo de nubes. Los arboles eran tan verdes como lo eran en su hogar, era esa misma sensación de armonía que sentía cuando estaba en casa. Pero todo acerca de su hogar y su familia se veía tan lejano ahora.

Después de la guerra que inicio a finales del siglo XIX nada ha sido lo mismo. Noldo , su padre, era tan sabio como su nombre dice, pero un día, una mujer, una que él describía como hermosa y de ojos claros, había llegado a sus habitaciones mientras descansaba y había predicho invasión en su reino.

Semanas después su reino había sido invadido por elfos oscuros. Su propia raza había exterminado a más del cincuenta por ciento de su pueblo en tan solo un año. El rey no lo soportó más y se quitó la vida, su mentor, su guía, su padre. El esfuerzo de todos los guerreros no había valido la pena para el gran Noldo Heru. Después de toda la lucha, de ver a gente morir, niños asesinados por los caminos al palacio, a pesar de todo eso, el pueblo que tanto lo amaba, no valió la pena para su padre.

René alejó esos pensamientos tan deprimentes cuando un auto sonó la bocina. Giró el rostro aturdido solo para darse cuenta de que el auto estaba parado frente a él. Se había descuidado y cruzó la calle principal sin prestar atención, y ahora él era el centro de todas las conversaciones de los transeúntes. –Hablando de mantener perfiles bajos. –Siseó.

Se alejó rápidamente de la calle y se dirigió a un pequeño parque que se encontraba en la esquina.

Respiró profundamente y se sentó en un banco muy minimalista de madera, todo su alrededor era totalmente digno de una postal, había césped y niños corriendo en los juegos infantiles. Si tan solo todo fuera como ellos pensaban. Que en el mundo no existieran mas razas, razas ocultas y malignas, si todo fuera más verde y más armonioso, todo sería mucho mejor. Después de varias respiraciones profundas y de relajarse completamente, sintió un tirón de magia, y rápidamente abrió los ojos. Estaba totalmente asustado de lo que acababa de sentir.

Después de que su padre “murió” René había tratado de tomar su lugar como rey por derecho de nacimiento, pero fue totalmente derrocado por Axo Silmaril, un hombre sabio pero muy prepotente. La madre de René se opuso pero una conversación en privado con Axo, y su madre había cambiado de opinión y se había comprometido con el nuevo rey, y René la odió por su falta de carácter.

Había sido un buen hijo hasta que su madre se casó con Axo, después de eso, todo lo que René hacia estaba mal visto por Axo y por consecuente por su madre.

Una noche se había revelado en contra del rey y creado una trifulca. Nada valió la pena, él fue sometido a la extracción y su magia simplemente había desaparecido. Todos los elfos eran sensibles a la magia desde pequeños, pero los Teleri son los que la sienten y la manejan con mayor facilidad. Su nombre significa “Últimos llegados” esto significa, que los Teleri fueron los últimos llegados con la diosa de la naturaleza y les dio el poder de cuidar a los demás con la magia que ella les proporcionaba. Muchos pensarían que por su nombre, es un trabajo que desarrollan solo por compromiso, pero es todo lo contrario. Todos los elfos que lo desarrollaban lo hacían con mucho orgullo, y René había sido uno más de la noble corte de los Teleri. Había sido uno de los más grandes de toda la historia. Él controlaba la tierra, el agua y tenía el poder de atraer a los animales si así lo deseara.

Pero su magia se terminó cuando lo sometieron a la extracción, en la cual casi murió. Y después fue inhumanamente exiliado de su reino.

Y ahora, cincuenta años después, su poder había decidido regresar, lo cual era totalmente bizarro e imposible.

Levantó su mano derecha aterrorizado de lo que pudiera suceder, y la puso sobre una pequeña ardilla que se encontraba en sus pies. La pequeña ardilla se detuvo y lo miró fijamente durante unos segundos, pero después se alejó rápidamente.

René bajó lentamente la mano con un sentimiento de vacío en el pecho. Tal vez todo había sido parte de su imaginación.

Su poder nunca regresaría. Laurea Heru ya no existía, ahora era René Stamford. Un simple humano que no tenía nada que esconder.

Los Teleri, su propio grupo, ellos habían llevado a cabo la extracción, y solamente habían dejado un pequeño rastro de magia, uno que él no era capaz de manejar, era tan débil y solo para protección de la raza, habían dejado una pequeña protección para que sus orejas se vieran como la de todos los humanos. Sus orejas puntiagudas habían desaparecido hacía más de cincuenta años. Él ya no las recordaba.

Suspiró y giró las muñecas, por lo menos aún le quedaba la práctica del arco. Si, esa se había convertido en una de sus grandes pasiones después de la magia, pero esa última ya no la tenía…

Algo en los arbustos llamó la atención de René, -algo, o mejor dicho alguien, es demasiado sigiloso para que un humano normal pueda oírlo, pero este chico elfo con su oído sensibilizado pudo escucharlo-.

Se giró en torno al banco para atacar a quien quiera que lo estuviera acechando.

De pronto un delicioso aroma a tierra y a cedro inundó su nariz, y un leve picor se alojó en su interior. -¿Qué demonios? –No pudo contestar su pregunta por qué fue tomado con la guardia baja, y fue tacleado por un gran hombre lanzándolo varios metros lejos del banco en el que había estado sentado.

-¡Hijo de puta! –Su costado lo estaba matando. Y el estúpido hombre que olía malditamente bien estaba sobre él.

-Quédate quieto si no quieres morir en este momento. –La profunda y sexy voz habló en su oído, pero René no estaba pensando en eso… casi no.

-Oye tu bastardo egocéntrico, neandertal. Quítate de mi maldita espalda. ¿Acaso nadie te ha dicho que tienes que hacer dieta? –René esperaba cualquier reacción, bueno cualquier reacción molesta, pero nunca esperó la risa que retumbo en su oído. Era un delicioso sonido. -¿Nadie te ha dicho que eres sexy como el infierno pequeño elfo? –La simpatía que hubiera sentido por el gran hombre se esfumó al decir la palabra elfo. Trató de quitarlo salvajemente de su espalda pero solo consiguió más dolor. –Hey, hey, hey. ¿Qué sucede?

-Quiero que te alejes de mí. –Era hora de irse, con lo que había empezado a amar el pueblo. Y realmente le estaba empezado a gustar el detective Rand. Como amigo, claro.

Transeúnte uno: ¿Eso que pasó es Flash?

Transeúnte dos: ¿De qué hablas? Yo no vi nada.

Transeúnte uno: si, acabo de ver a flash correr.

Transeúnte dos: Flash es un mito. Además mis creencias no me permiten creer en súper héroes.

Transeúnte uno: Esto es incomodo.

René Stamford: Si muy incomodo.

Transeúnte dos: Era solo René Stamford huyendo de nuevo. Vamos a Starbucks.

¿Por qué demonios estaba pensando en eso? Vaya, un elfo loco. Pero siempre tenía que huir, las cosas se ponían tensas en París, tenía que huir. Hasta dejó su pequeño búngalo. Las cosas se ponían tensas en Madrid, tenía que huir. Dejó colgada a su profesora de castellano. Había vivido durante cincuenta años huyendo. Todo porque tenía miedo que lo descubrieran, era un poco sicótico. Y sufría delirio de persecución. Pero todo había quedado fundamentado en ese preciso momento. Alguien lo había descubierto a pesar de tener sus orejas ocultas.

El peso se levantó de su espalda y por fin pudo girarse. Se levantó y vio fijamente a su atacante. Era el hombre más hermoso e hipnótico que René hubiera visto. Su cabello era corto y en tonos que iban desde el negro hasta el dorado. Sus ojos eran una cosa totalmente hermosa. Eran una mezcla entre el pardo y el verde. Tenía unos labios que decían “cómeme” y su piel era de un delicioso y disfrutable dorado. Como si hubiera estado varias horas bronceándose en la playa. Era más alto que René y más robusto. A decir verdad eran músculos lo que sobresalía y no grasa. Pero por más comestible y sexy que se viera ese hombre, lo había descubierto y ahora tenía que largarse, era momento de decir adiós, sin intercambiar números telefónicos.

Se alejó rápidamente del hombre y corrió lo más rápido que pudo. Pero al llegar a la plaza principal de la ciudad, lo tomaron de la cintura, lo cual provocó que soltara un grito ahogado. Siguió gritando pero su boca fue tapada por una gran mano. -¿Estas tratando de que te maten?

-No sé quien rayos eres. –Dijo René una vez que pudo deshacerse de la estúpida mano.

-Tienes que confiar en mí. –Contestó el extraño a cambio.

-¿Por quién me tomas? ¿Parezco Hansel o Gretel? No confiare en una anciana con una hermosa casa de chocolate. Yo paso. –Bufó René aunque por dentro se estaba derritiendo de miedo y un poco de… deseo.

-Shhh, hablas demasiado pequeño. Estoy contigo. Estamos en medio de un disturbio entre los elfos oscuros y los nuestros. Se suponía que no llegarían tan lejos.

René solo pudo observar al gran hombre dorado mientras hablaba. Y se percató de unas puntas sobresalientes de su cabello. Si, señoras y señores, ahí estaban unas orejas puntiagudas. Un elfo. Un elfo que olía malditamente bien. Un hermoso elfo que olía malditamente bien.

-Vamos. –El hombre dorado lo sacó de sus ensoñaciones y lo encaminó suave pero rápidamente hacia un auto que estaba escondido a la vista en unos arbustos frondosos.

René silbó al ver la hermosa Hummer color rojo que estaba escondida. Bueno, estos chicos tenían dinero bajo el colchón, por que no era el único auto ahí. Había una SUV, un Jeep todo terreno y tres pick ups. – ¿Eres parte de la mafia o algo?

-No, ahora metete al auto y quédate ahí hasta que regrese. ¿Entendido?

-Si como no. ¿Quieres que lave tu ropa?

El chico solo giró los ojos y se quedó viendo fijamente a René. –Nunca pensé que mi pareja fuera tan malditamente sarcástico, y hermoso. Ahora por favor no te muevas. ¿Queda claro?

René solo asintió y se quedó viendo al tipo mientras se alejaba. Maldita sea si eso no era bizarro. Habían descubierto que era un elfo y había encontrado a su pareja, y todo en menos de diez minutos. Eso era rápido.

No es que la idea de emparejarse le fuera desagradable. Todo lo contrario. Le encantaba. Lo que le daba terror, era la parte del sexo. Nunca había participado en él. Por miedo. Mucho miedo.

1 comentarios:

Beluchiss dijo...

me encantoo me encantoo me encantoo je...!!! ahh buenoo estee Rene es todo un casoo me encantaa su personalidad yy mm quienn sera el hombre misteriosoo aunquee me estoy haciendoo una ideaa me voy a leer el que sigue!!

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