Prologo

Un verano pero de once años atrás…


-Camila, se que todo esto es demasiado nuevo para ambos, pero quiero decirte que eres la única chica que me ha interesado, soy un maldito gay de mierda, pero aun así me enamoré de ti. –Dijo Michael “Mike” Shroyer a su novia, Camila Graillet, mientras veían el cielo nocturno de Wyoming, ¿Cómo habían llegado ahí? Aun era un misterio para ellos.

-No sé si debo sentirme alagada o molesta contigo por ese comentario Mike, lo único que tengo para decir, es que yo también te amo, y si sucede algo con nosotros y nuestro amor, me moriría.

-Camila, eso no sucederá, yo me enamoré de la belleza de tus nobles sentimientos que me motivan a expresar esto que siento. A pesar de cualquier norma o regla social, tú eres y serás una de las personas más importantes para mí.

-Yo estoy perdidamente enamorada de la esencia de tu vida Michael. –Ella estaba a punto de llorar, no sabía porque, pero esa charla se sentía como el final. Como algo que jamás volvería a vivir. Y ella tenía que disfrutar de la situación tanto como pudiera.

-Estamos tan cursis el día de hoy, tanto que quiero besarte con locura. –Dijo Mike con un pesado y triste suspiro, el cual terminó con una pequeña risa.

-Entonces, ¿qué esperas? Si esta es nuestra última noche juntos, quiero que me beses como nunca. –El cuerpo de Mike se tensó por unos momentos, hasta que encontró su voz –Camila…

-Shhh, no digas nada que no puedas cumplir, esta es nuestra noche, ahora quiero que me beses. –Cuando Michael lo hizo, fue tan tierno, que Camila lloró en silencio mientras ellos se besaban. Era definitivo, ellos se separarían, a pesar de su amor tan grande, no podían hacer frente a las murmuraciones de todos a su alrededor, por lo menos no aun…







Un invierno, pero de once años atrás…

-¿Qué es lo que te sucede Kent? ¿Por qué estas tan frio? –Preguntó Michael a Kent McLaren, quien estaba sentado en un gran sillón rojo sangre que se encontraba en su apartamento.

-Mike, esto no puede continuar. No podemos seguir con esta relación escondida. Regresare a mi ciudad, mi padre descubrió que mi hermano Robbie es gay, y dijo que no quería otro hijo así en la familia, y si sabe que yo lo soy… no se que pueda suceder.

Mike estaba con la cara blanca como el papel, Kent no podía estar hablando enserio. -¿Es una broma? –No sabía cómo reaccionar, era consciente de que Kent no le había dicho nada de su sexualidad a su padre, pero Mike había creído que ambos atravesarían por ello, juntos, como debía de ser.

-No es una broma Mike, tengo que sacarme de la cabeza que soy gay, por el amor de dios. Esto es un encaprichamiento, una hormona rebelde. Algo por el estilo. Tengo que enorgullecer el nombre de mi familia, me casare y tendré hijos como mi padre espera.

-¿Vivirás una vida de represión solo por complacer a tu padre? –Mike tenía ganas de esconderse en algún sitio, un sitio que fuera seguro, en el que estuviera Camila, para que lo consolara y lo amara de la manera en la que nadie más podía. Si tan solo estuviera a su lado.

-Yo dejé a mi novia, solo por ver cómo iba la maldita relación que empezaba contigo Kent, yo amo a esa mujer, y la dejé, solo por ti. Pero ahora me dejas, que malditas y putas coincidencias. ¡No me lo puedo creer!

-Pues si no lo aceptas, regresa con esa mujer si aun la amas, cada quien tiene que irse por su propio camino ahora Mike.

-¿Y todas las cosas que vivimos? ¿Dónde queda nuestra amistad de todos estos años? ¿En la basura? ¿Tan poco valgo para ti? –Las lágrimas picaban, pero no le daría ese gusto a Kent, no quería mostrar el poder que tenia sobre él.

-No tengo ninguna respuesta a esas preguntas aun Mike, solo quiero decirte que te amo más que a nadie en el mundo, se que más adelante me arrepentiré de mi decisión, pero por el momento pienso que es lo correcto, por favor… compréndeme, es lo único que pido.

-¿Lo único Kent? Me estas pidiendo que deje ir una parte de mí, me estas pidiendo que te olvide. ¿Crees que lo lograre? Claro que no, ¿pero sabes una cosa? Lo hare, si es lo que hará que tu conciencia esté tranquila, lo haré. Pero nunca, y quiero decir nunca, me busques. Porque te partiré el maldito rostro. –Mike se dio media vuelta y se dirigió a la puerta sin ver una última vez aquel hermoso rostro, ese cabello rubio bañado por el sol, esos ojos tan azules que hipnotizaban y ese cuerpo que decía “Pecado” en letras mayúsculas. Y antes de marcharse recordó unos ojos igual de hechizantes pero con pestañas mas espesas y facciones delicadas. Su rubia, pequeña y frágil Camila, esa chica de cabellos dorados, la que lo había cautivado desde el primer momento que la vio. Ella jamás lo perdonaría por haberla dejado. Y ahora era él quien tenía que marcharse por que lo habían votado como basura, definitivamente la vida tenía una sucia manera de cobrarse las deudas…