Faltaba un cuarto para las cinco y Camila no se daba prisa, el evento comenzaría y ellos se lo perderían, solo por la terquedad de Camila en hacerlo esperar.
Definitivamente su amor se estaba deteriorando mucho desde que Camila había entrado en crisis por la bebida.
-Ya vengo… -Dijo ella sin humor alguno, pero Kent la encontró sumamente hermosa, su cabello rubio estaba suelto en cascada, su vestido era de un purpura suave y muy vaporoso, un vestido que dejaba sus largas y definidas piernas al descubierto. Y Kent se moría por descubrir que había debajo de él.
-Te ves realmente hermosa el día de hoy cariño. –Kent pensó que por lo menos le brindaría una sonrisa, pero no fue así, y dio un pesado suspiro de frustración, ya no sabía que mas podía hacer con Camila, ella estaba matándose lentamente día con día.
Camila caminó hasta el auto con la espalda recta, sin mirar a Kent una vez más. Y su corazón de partía mas y mas al saber que Camila no lo amaba, que se había sentido forzada a casarse con él, y de cierta manera así había sido, pero en el pasado ella era una chica alegre, que hacía reír a los demás, era juguetona, ahora todo ese brillo de felicidad e inocencia se había perdido, solo por la desdicha de haberse casado con él.
Ken subió a su auto y condujeron al evento de caridad al que iban. Era un día caluroso a pesar de que el invierno estaba cerca, eran a mediados de noviembre y todos planeaban una gran navidad en familia. Su hermano Robbie planeaba unas navidades en grande con sus amigos, y por supuesto con su pareja, Evan, el cual era el amor de su vida. Pero Kent no haría eso, él como siempre, iría a casa de su padre para que pasara un poco de tiempo con Tyler, su hijo. Pero la relación de ambos estaba mermada por las cosas del pasado, como el total desprecio por parte de su padre hacia su hermano Robbie por ser gay.
Si tan solo pudiera regresar el tiempo, si hubiera hecho las cosas bien todo fuera diferente. Su esposa sería feliz.
Pronto llegaron al enorme hotel en el que se celebraría la fiesta. Kent se preparó psicológicamente para enfrentar lo que venía, todos en ese enorme vestíbulo creían que él y Camila eran el matrimonio perfecto, que no había ninguna complicación en su vida tan solo escoger el regalo para el otro el día de su aniversario. El cual llegaría en Enero, se recordó amargamente Kent.
Camila puso una sonrisa totalmente feliz y fingida en su rostro y esperó a que Kent le abriera la puerta.
¡Tercera llamada! ¡Que comience el espectáculo!
***
Tomados de la mano, Kent y Camila pasaban saludado a personas que ni siquiera les caían bien, solo por las apariencias.
Kent se separó un momento de Camila, la cual estaba charlando con unas amigas, y se dirigió a un oscuro rincón solo para observarla. Cuando charlaba con los demás, parecía la misma chica de la que se enamoró tardíamente. Tardío, si, pero ella se había convertido en casi todo su mundo desde que hizo ese descubrimiento.
Sus facciones rubias y delicadas la hacían ver toda una dama de sociedad, pero su fácil sonrisa y sus bromas, demostraban lo que en realidad era, una chica simpática y juguetona de los barrios medios de Arizona. Algo muy diferente a lo que vivió Kent en la infancia, siempre existió rigidez y disciplina en su casa, por eso su hermano se había marchado cuando cumplió la mayoría de edad. Pero él a pesar de ser el mayor, se quedó. Era un cobarde, como había dicho Camila tantas veces, en una de sus muchas peleas.
Decidió dejarse llevar por la soledad y el silencio que ofrecían los oscuros pasillos del gran hotel, y deambuló por él.
Llegó a uno de los hermosos jardines que ofrecía el hotel y se sentó en una banca de concreto que se encontraba en medio de algunos arbustos de flores rojas, solo para poder escuchar la música natural que ofrecían los cientos de insectos que se encontraban entre las plantas. Era tan hermoso estar aislado de todo y de todos, era tan bueno dejar, por lo menos cinco minutos, de escuchar los gritos de reproche y llantos.
Después de unos minutos en completa soledad, escuchó pasos que se acercaban. Abrió los ojos, los cuales no se había dado cuenta que había cerrado, y se puso de pie para recibir a los invitados que se acercaban.
-Hey Kenig –Saludó Kent –con voz ronca por falta de usos- a un amigo suyo de la universidad. Uno que no era de sus favoritos.
-¿Cómo te va Kent? –Contestó el indeseado invitado. Pero no lo dejó contestar, y no es que quisiera hacerlo, ya que continuó hablando. –Quiero presentarte a un muy buen amigo mío. –Terminó con un oscuro ronroneo. ¡Un amigo! Que va. El sujeto era mucho más que un amigo, o sería muy pronto.
El otro sujeto soltó una pequeña risa, y a Kent se le paró por un momento el corazón, nadie podía tener la maldita misma risa, y ahí estaba, soñando con amores enterrados en el pasado. Y todo por un hombre que ni siquiera había dicho una sola palabra. ¿Eres estúpido Kent McLaren? ¡Claro!
-Chicos, ustedes tendrán una noche interesante aquí, ahora me retiro. –Dijo con una pequeña sonrisa forzada, lo único que quería era marcharse y dejar a la pareja.
-No es necesario que se marche señor… -El otro hombre habló por primera vez y la sangre de Kent se heló como nunca antes en toda su vida, su rostro quedó carente de color y su garganta estaba herméticamente cerrada. Maldita sea si él no quería correr en ese mismo momento.
El instante más temido y deseado en las mismas proporciones había llegado. Pero aun así el shock llegó con ello.
Michael Shroyer había regresado y Kent McLaren estaba cagado de miedo.
1 comentarios:
holaa guauu el matrimonioo dde estoss dos va en picadaa quee mall...yy volvioo Mike yy ahoraa quee me preguntoo yooo jee...como se pondrann las cosasss estoyy ansiosaa por seguir leyendoo!!! sera la vuelta de Mike la que pueda recomponer el matrimonio o see terminara de romperr mmmm que intirganteee....oo sera un amorr de tress ahhhhhhhhhhhhh mee fascinaaa je!!!!! adorooo tu formaa de escribirr!!!!!!!!!!! eres una geniaa!!
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