Capítulo 8 -Elena

Dos meses después…


Bueno, no todo lo que brilla es oro, se dijo Elena cuando vio la portada de una revista del corazón. El encabezado dictaba “La pareja del año por fin llegara al altar” “La historia de amor protagonizada por Mark Kazaminsky y Kayla Ronce tendrá un final de cuento de hadas el otoño próximo” En ella se veía a un Mark sonriente, no sarcástico y molesto como el día en el que despertó junto a ella. Con él estaba una despampanante morena de rasgos felinos. Muy hermosa. Y a Elena le partió el corazón, porque sin quererlo se había enamorado de ese hombre que la detestaba, la que solo la creía diversión de una noche.

Si tan solo ella fuera más bonita, pero no lo era. Aun después de su encuentro con Mark, ella seguían siendo la pasada de peso y raíces negras Elena Carson.

Pero eso cambiaría, su cabello lo regresaría a su color original. Negro. Y bueno su peso, al parecer seguía aumentando en lugar de ir disminuyendo. Algo estaba sucediendo, y ella no quería pensar cuál era la razón, por lo menos no por el momento. Los mareos y nauseas junto con los antojos habían pasado el pasado mes, y eso certificó su sospecha, su madre también lo había hecho, pero ella aun no se hacia los exámenes.



Elena estaba saliendo de su crisis de auto compasión cuando su teléfono sonó. -¿Hola? –Contestó ella mientras ojeaba una revista de documentales.

-¿Elena Carson? –Preguntó una temblorosa voz masculina al otro lado de la línea. –Si soy yo, ¿Quién es usted? –Las alarmas de Elena se encendieron rápidamente, algo sucedía.

-Soy Robinson McLaren. –El maldito de Robbie, quien había hecho mucho daño a Evan su mejor amigo, ¿ahora qué demonios quería?

-¿Qué se le ofrece Señor McLaren? Quiero decirle que en este momento en la persona que menos quiero ver en este mundo.

-Lo sé señorita Carson, pero es que tengo una mala noticia. A Evan le dispararon en una misión, y está muy grave, él… él está en coma –Terminó con un profundo sollozo. Y de pronto todo su odio por Robbie se convirtió en afecto, el realmente quería a Evan y su voz lo había dicho todo. Elena no pudo más y soltó un sollozo, no su Evan, no su mejor amigo. En coma. Soltó el teléfono celular, el que cayó al piso, y se dejó caer de rodillas, ahora valoraba mucho más la vida, sabía que sería madre, pero no quería afrontarlo. Ahora lo haría orgullosamente, sin el apoyo de aquel hombre que la había herido tanto, pero en esos momentos no se trataba de ella. Se trataba de su mejor amigo, quien estaba en coma, y tal vez no viviría. Haría todo lo posible por cuidar de él. Y de su bebé.