Capítulo 5 -Elena

Todo sucedió en menos de lo que canta un gallo. Unas horas antes estaban recorriendo la ciudad caminando y riendo, y después todo fue difuso…




Mark se despertó estirándose gloriosamente, y de nuevo se volvió a acurrucar, pero se tensó un momento por que había un cuerpo cálido junto al suyo. Kayla definitivamente no era, ella se encontraba en otra ciudad. Entonces, ¿si no era ella, quien era? Giró su rostro para ver quién era su acompañante y tuvo un pequeño Déjà vu, no podía creer lo que había hecho, Elena estaba en su cama, ¿o era él el que estaba en la suya? Trató de hacer memoria, su mente viajó al día anterior, y todos los sucesos llegaron a él en un torrencial.

Él y Elena estaban recorriendo la ciudad tranquilamente, por fin había llegado a conocerla un poco, aunque era un poco reservada, todo iba bien. Fueron a cenar y de nuevo salieron a caminar en el atardecer, el aire era fresco, y Mark se sintió extrañamente tranquilo con la compañía de ella. Cuando estaba con Kayla todo era fiesta, alcohol y gente rica, pero estar con Elena tan solo disfrutando de una tarde fresca y viendo escaparates de ropa, lo hacía sentirse raro.

Después de caminar durante la tarde decidieron ir a un bar cercano, en el cual bebieron y rieron aun mas, definitivamente se dio cuenta de que Elena era muy divertida. Aun sin quererlo descubrió que era una mejor persona, mucho mejor que cualquier mujer que alguna vez hubiera conocido.

-Nunca pensé que una tarde con usted fuera tan divertida –Decía Elena riendo fuertemente. Lo que hacía que Mark sonriera. –Elena, no es necesario llamarnos de usted, hemos compartido una tarde maravillosa en la que me ha conocido y en la que la he conocido. Por lo menos nos debemos el tu. ¿No te parece? –Ella sonrió tímidamente mientras agachaba el rostro y se metía un mechón de cabello tras la oreja. Y eso nuevamente causo algo extraño en él.

-Está bien, Mark. –Pasaron la noche riendo y bebiendo y en menos de lo que se dieron cuenta estaban totalmente ebrios.

Cuando salieron a tumbones del bar Mark la acorraló en el auto y le dijo lo hermosa que se veía. Y sin más la besó. No fue un beso cualquiera, fue un beso que bajó todas las defensas del ebrio Mark, sorteó la boca de Elena con su lengua. Y ella respondió fervientemente tomando las solapas de su traje y jalando más su cuerpo al de ella.

-Esto no terminara aquí. –Dijo Mark mientras se alejaba un poco.

Ellos se dirigieron a una capilla abierta las veinticuatro horas, consiguieron a una chica de una esquina y a un vagabundo de la calle para que fueran sus testigos, era obvio que no estaban en Las Vegas, pero Nueva York serviría para poder casarse y adelantar la noche de bodas, porque Mark quería tener a Elena de una manera tan urgente que dolía. Y la tienda de campaña frente a sus pantalones era una prueba de ello.

Cuando la “ceremonia” terminó condujeron hasta el hotel, sabía que no debía de conducir ebrio pero para ese momento se sentía muy sobrio aunque no fuera así, tan solo la nube de lujuria que se había alojado en su cerebro había disminuido un poco el nivel de alcohol.

Llegaron a hotel y subieron a ascensor, ahí mismo quería quitarle la ropa y hacerle el amor, pero no podía, tenían que encontrar pronto una cama. Tan solo se limitó a besarla y apretar su trasero con las manos. Definitivamente quería ver ese lindo trasero cuando la penetrara por detrás. Con tan solo imaginarlo, lo tenía al borde del orgasmo. –Mark… -Gemía Elena mientras se molía contra la endurecida erección que tenia Mark.

Se abrieron las puertas del ascensor y Mark y Elena salieron de él con Mark aun tocando el trasero de ella, y Elena soltando risas tontas y totalmente ebrias. Lo que encantó a Mark más de lo que quería admitir.

Entraron a la habitación de ella, y la arrinconó contra la puerta, y jugó con sus senos en las manos, definitivamente le gustaban las formas de Elena. Sus curvas casi hacían que se corriera en sus pantalones. No era gorda como había pensado en un principio, solo tenía las curvas donde las debía de tener.

-Te deseo tanto Elena, quiero follarte hasta que pierdas el sentido. –Elena abrió los ojos como platos y jadeo fuertemente cuando Mark metió la mano entre sus piernas.

Levantó la falda e hizo a un lado las bragas y metió los dedos entre los pliegues húmedos de Elena. Ella gimió audiblemente y montó los dedos de Mark que se introducían más profundo en ella.

La arrancó de la puerta y la empujó hacia la cama. Definitivamente estaba más caliente que el infierno.

Prácticamente le arrancó la ropa, y mientras más ropa quitaba, más deseo sentía por ella. –Eres tan malditamente sexy. –Jadeó Mark mientras quitaba sus bragas. Elena solo asentía, parecía totalmente ida de placer.

No aguantó más y abrió las piernas de Elena y se permitió admirar por un momento su jugoso centro, uno que quería saborear con locura. Lo cual hizo quitándole el aliento a Elena, quien de pronto recordó que podía hablar, y gemía el nombre de Mark y algunas otras incoherencias mientras él lamia y chupaba su tembloroso clítoris. –Mark, ¡oh! Mark, no te detengas, eres un jodido dios, no te detengas. –Joder si esas palabras no encendían mucho más a Mark. Y él no la defraudó, sumergió dos dedos en el coño de ella mientras chupaba ruidosamente.

-¡Oh mi dios! –Gritó Elena mientras el orgasmo llegó a ella en una fuerte ola. Esto causó una dicha enorme en Mark, ya que nunca había visto a una mujer con el rostro más relajado después de un orgasmo.

Mark rápidamente se quitó la ropa y se acostó sobre una jadeante Elena. –Ahora tengo que terminar esto nena. –Dijo Mark mientras la besaba con la boca abierta y pellizcaba sus pezones con los dedos. -¿Quieres que te folle hasta que pierdas la noción del tiempo?

-¡Sí! –Jadeó ella, cuando Mark se inclinó a chupar uno de sus pezones y jugar con su clítoris.

Elena se vio sorprendida unos momentos al ver el pene de Mark sobresalir de él orgullosamente. Lo tocó suavemente casi vacilante, y Mark se adelantó para que ella lo pudiera tomar en sus manos y jugar con él como quisiera.

Lo que encendió tremendamente fue que Elena se puso de rodillas y lamió la cabeza de su pene. Él no duraría mucho si ella seguía viéndolo de manera inocente y con su pene en la boca.

La tomó de la cintura y la acostó sobre la cama, se puso sobre ella y empujó lentamente hacia su entrada, eso se sentía la gloria y el maldito infierno a la vez. Cuando no pudo mas, se metió profundamente en ella, y Elena soltó un agudo grito. Lo que indicó una sola cosa a Mark, ella era virgen. Y ese pensamiento lo calentó y lo cohibió a la vez. No podía estar haciéndolo con una virgen. Pero sintió un poco de satisfacción a Mark, él la había iniciado en el arte del amor. Que se jodiera el infierno si no sentía un poco de orgullo masculino por ello. Y gracias a esos pensamientos y ver los pechos de Elena subir y bajar con cada lenta estocada que daba no duró más de cinco minutos.

Se corrió con fuerza gritando el nombre de Elena, y ella se corrió nuevamente sosteniendo fuertemente el pene de Mark en su sitio. No permitiendo que se saliera de ella.

Después de tratar de recuperar el aliento después del glorioso sexo que habían tenido, lo hicieron nuevamente, pero esta vez cumpliendo la secreta fantasía de Mark, ver su trasero mientras la penetraba por detrás.

Luego se quedaron completamente dormidos, después de lo cansados que estaban no aguantarían una ronda más.

-No puede ser… -Murmuró Mark en un susurro silencioso al ver un anillo de fantasía en su dedo anular. Pero al parecer si era cierto. Él se había casado con Elena Carson y habían tenido una muy ardiente noche de bodas. ¿Pero cómo? Ella ni siquiera le gustaba un poquito. ¿Cómo demonios se fue a casar con ella? Y lo peor, ¿a tener sexo con ella? Era un maldito bastardo al hacerle algo así a Kayla.

Si, definitivamente era un maldito bastardo.