Capítulo 7 - Una vida sin ti

sábado, 12 de noviembre de 2011
En el momento en el que Evan puso sus ojos en Robbie, sintió derretirse por dentro, se veía comestible con sus jeans ajustados y esa camisa sin mangas. Durante todo el viaje hasta la pequeña casa tocó su polla tratando de aliviar la presión pero no lo había logrado, y más creció esa presión cuando vio la pequeña pero alucinante casa que estaba frente a ellos, quería marcar a Robbie en todas las habitaciones de esa casa. Quería vivir allí y hacer su hogar con Robbie.


Trabajaron duro para arreglar los pequeños problemas del tejado. Y lo terminaron a la hora del almuerzo, pero Evan no soportó el calor y el sol así que se quitó la camisa, y en parte también lo hacía para tentar a Robbie.

-Voy un momento al baño no me tardo. –Se disculpó Robbie.

Pero habían pasado más de diez minutos cuando Evan se sintió inquieto, tenía que verificar a Robbie, así que subió a la planta alta donde se encontraba el baño, y estaba a punto de tocar la puerta cuando escuchó un gemido, iba a abrir la puerta pero el grito de su nombre lo detuvo, Robbie se había corrido pensando en él. Y eso lo puso más cachondo que nada en el mundo. Así que bajó discretamente las escaleras para no avergonzar a Robbie.

Cuando escuchó ruido en la puerta principal simuló martillar un trozo de madera. Durante unos momentos se preguntó por qué Robbie no había dicho nada aun, tal vez lo había descubierto. Pero su idea se difuminó cuando habló sobre la seguridad. Él se giró para contestar y vio que Robbie veía su tatuaje, eso lo puso un poco incomodo, él lo había hecho cuando más dolor sentía en su pecho. Pero lo hizo en el lado equivocado del pecho, no queriendo obviar su situación, pero aun así, se sentía desnudo frente a Robbie.

En el momento que iban a almorzar, llegó un sujeto, Gregory había dicho Robbie, y por lo que podía ver, era su pareja, y ese conocimiento fue lo que trajo a Evan a una brutal realidad.

Robbie tenía pareja y ya no tenía sitio para él. Pero si eso era cierto, ¿Por qué se había corrido pensando en él? ¿O solo había sido su imaginación? No, no lo había sido.

-Cariño, el es Evan, Evan es Gregory, mi novio. –Los presentó Robbie, y por lo que pudo ver, Robbie lo veía de cerca para poder medir su reacción.

-Mucho gusto Evan. ¿Pasamos a almorzar? Me muero de hambre. –Dijo Gregory con un delicioso acento. Ese era su mejor encanto.

A pesar de todo, le gustó a Evan, no podía creerlo, pero así era. Se sentía feliz por Gregory, Robbie era un gran hombre a pesar de todo lo que se habían dicho, y merecía a alguien como él. Ahora solo quedaba sanar las heridas cuando regresara a Nueva York. Ya estaba confirmada esa misión del mes próximo, una en la que tenía que poner toda su atención, en la que tenía que estar concentrado y no dejar entrar nada negativo, porque su vida estaría en juego.

Comieron en total armonía, con Robbie y Gregory dándose pequeños besos, no queriendo alarmar a Evan, y él sufría muchísimo por ello. No quería ver eso nunca más, preferiría sacarse los ojos antes de observar al amor de su vida besar otro hombre por más bien que este le cayera.

-Todo estuvo muy delicioso Gregory, muchísimas gracias. –Gregory soltó una tonta risita, una que le pareció totalmente odiosa a Evan. –No es nada, solo lo mejor para mi bebé y sus amigos.

-Si me disculpan, ¿Me podrías prestar tu ducha Robbie? –Preguntó Evan, tenía que salir lo más pronto posible de esa cocina, tenía que ducharse con agua fría para calmar sus nervios.

-Si claro. –Dijo Robbie de manera distraída. Y ese acto le dolió tanto a Evan como si lo hubieran abofeteado.

Se encaminó hasta el segundo piso de la casa y entró en el baño, como no había llevado ropa consigo, tenía que ponerse la misma ropa sudorosa. Se quitó sus calzoncillos cortos de color blanco. Si, definitivamente Calvin Klein estaría orgulloso de la manera en la que Evan los portaba. Tenía que reconocer ante sí mismo que se veía muy atractivo en ropa interior.

Se tomó una ducha de más de diez minutos, sabía que estaba aprovechándose demasiado, pero no podía salir y hacerle frente a la pareja que se encontraba abajo. Así que cuando terminó de ducharse tomó una mejor idea, no los molestaría mientras ellos se besuqueaban y se tocaban y se iría a dormir una siesta a uno de los cuartos de invitados.

Salió en ropa interior hasta el cuarto más cercano y abrió la puerta, casi jadeo por la hermosa cama que se encontraba en el centro. Un edredón de seda color negro con cojines rojos sangre adornaban la cama de cuatro postes, la imagen le hubiera parecido demasiado aterradora si el cuarto no se hubiera encontrado bien iluminado, y eso le dio un aspecto de fina elegancia.

Caminó sobre la mullida alfombra y se dejó caer en la cama, la que aun olía a nuevo. Esa cama era su gloria y su perdición. Y en menos de diez minutos se quedó dormido pesadamente.

1 comentarios:

Beluchiss dijo...

uhhhhh bueno porr lo que see ve a evann le duelee verloo a robbie con su parejaa y es obvioo por que lo amaaa ahhhhh conn estosss dos que me vuelvennn locaaaa quese digann que se amamnnnnn por quee sinoo les voy a dar un golpee a cada unoo ajajaaj!!!!!!

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