Capitulo 2 de TRES VIAS

sábado, 7 de enero de 2012
Hace unos segundos me enviaron esto para que lo subiera, es el capitulo numero dos de la historia "TRES VÍAS" se los dejo.



Camila estaba charlando con unas amigas de la universidad, pero su mente no estaba en ello. Ella estaba recordando el cumplido que le había hecho Kent cuando salieron de su casa. Había sentido que todo en su interior e había movido con las palabras de su marido. Pero la cálida sensación fue reemplazada por una fría acides que la dejó asqueada.
Se tuvo que recordar que él no la amaba. Solo estaba con ella por el matrimonio y por Tyler, su hijo. Si tan solo Kent supiera que ella lo amaba con locura.
Pero él simplemente no lo hacía, Kent amaba a otra persona, ella podía sentirlo. Y lo había escuchado hablar por las noches. Diciendo a su amor secreto que no se marchara.
Su marido amaba a otra persona mientras ella lo amaba a él y a…
No quería seguir con esa línea de pensamientos. Ella se había prometido olvidar todo lo que Mike representara en su vida a pesar de que su corazón se negaba a hacerlo.
Recordó con nostalgia aquella última vez que estuvieron juntos. Abrazados mientras veían el cielo nocturno de Wyoming, todo había parecido perfecto, pero no era así, Mike se marcharía de un momento a otro. Él también había amado a otra persona mientras estaba con ella. Y ahora esperaba que fuera muy feliz, en cambio ella, había sufrido en silencio por mucho tiempo, pero un día todo explotó. Su ira se disipó. Empezó a beber para tratar de olvidar todo lo que una vez tuvo y se fue, por que su marido, al cual amaba con toda su vida no la quería.
Se veía en el espejo todos los días tratando de descifrar que era lo que sucedía. Pero después se daba por vencida y tomaba la botella que estuviera a su alcance y bebía.
Camila estaba consciente de que tenía un grave problema con la bebida, pero no quería afrontarlo, no aun. Se sentía bien olvidar por un momento y dejarse llevar por la seguridad que le brindaba el licor, una seguridad que no le brindaba nadie.
-¿Cómo haces para que tu matrimonio sea tan estable Camila? De verdad que te envidio. –Dijo una de las mujeres pomposas que estaban reunidas a su alrededor. ¡Si tú supieras! Pensó Camila de manera sarcástica. Ella simplemente no quería decirle nada a esas falsas –en todos los sentidos- mujeres. Habían sido compañeras en la universidad, si. Pero Camila las odiaba, las odiaba por todo. Por las bromas pesadas que una vez le jugaron por ser de clase baja, las odiaba por lo falsas que eran. Pero quien era ella para juzgar, las notaba falsas y ella les jugaba con la misma moneda.
Solo quería marcharse de la estúpida fiesta y dejar fuera de su segura burbuja a todo lo que representara sufrimiento. Quería encerrarse en su habitación y beber hasta la última gota de licor que hubiera en su casa.
Se disculpó con las mujeres y se alejó hacia un pequeño balcón, y recargó en el barandal y respiró profundamente. Ella solo quería tener una vida tranquila nuevamente, una vida sencilla en la que podía salir a su patio delantero y saludar a sus vecinos. Una vida en la que su hijo fuera feliz, en la que ella fuera feliz. Recordaba la vida que había tenido antes de conocer a Kent y su acaudalada familia. Su vida era normal y feliz, ella trabajaba en un pequeño café los fines de semana para pagar la matrícula y su novio era un chico normal hasta cierto punto. Sus padres eran personas honradas y trabajadoras. Eran felices a pesar de no tener dinero. Sus padres no estarían orgullosos de ella si la vieran beber, Camila lo sabía. Pero no podía hacer nada al respecto. No había quien pudiera darle un buen consejo. Sus padres habían muerto hacía años en un accidente de auto. Y ella los extrañaba horrores. Lloraba por ambos todas las noches. Pero sabía que no los dejaba descansar con su rebeldía.
-¿Por qué tan sola hermosa dama? –Camila dejó escapar un pequeño grito ante la extraña voz. No se había dado cuenta de que alguien había llegado, y mucho menos un extraño. Pero esa voz…
Camila se giró lentamente hacia el hombre que estaba en las penumbras y su silueta la dejó sin aliento. Era él, el hombre que la había dejado once años atrás en Wyoming, era Mike Shroyer. Uno de los dos hombres de su vida. y ahora estaba de vuelta, ¿para qué? No lo sabía, pero ella estaba aterrada.
-Tu…
-¿Camila? –Preguntó el hombre muy sorprendido. -¿Camila eres tú? ¡Dios!
Camila no lo soportó más y salió corriendo del balcón, ella tenía que encontrar a Kent y marcharse de todo lo que representara Mike. El pasado estaba en el pasado. -¡Camila! –Escuchó que Mike gritaba, Cristo, era Mike, su Mike.
-Ya no es tuyo idiota –Dijo mientras pasaba las manos temblorosas  por su rostro, -Él te dejó, más claro ni el agua.

2 comentarios:

Beluchiss dijo...

holaa ahhhh buenoo el puntoo de vistaa de Camila la verdad que pobree esta en un estadoo super deprimidoo y se torturaa con sus pensamientoss y se desahoga con la bebidaa haber que pasaa ahora que regresoo Mikee ahhhhhh estoyy ansiosaa por leer el que sigueeee...besoss!!!!

jessica dijo...

Hola, acabo de leer esta historia y me ha gustado, me ha dejado con las ganas de seguir leyendo.
Espero que pronto puedan seguir subiendo mas capi
saludos

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