Capítulo 11 -Elena

lunes, 5 de diciembre de 2011
Elena acababa de llegar nuevamente al hospital y estaba comiendo una gran barra de chocolate cuando vio a Mark entrando al hospital con una exuberante morena. La que rápidamente acomplejó a Elena, quien dejó de comer su chocolate.


Ella era la prometida de Mark, la conocía por los programas de chismes y las revistas del corazón que hablaban de su próxima boda, y bueno, también la había visto en algunas portadas de revistas incluyendo las de caballeros.

-Buenas tardes de nuevo Elena –Dijo fríamente Mark, mientras la evaluaba de pies a cabeza. –Buenas tardes señor Kazaminsky, un gusto señorita. –Contestó Elena incluyendo a la morena.

Los ojos de esta estaban abiertos como platos por ver a Elena, y sus comentarios sin cerebro no se hicieron esperar. –Mujer, que gorda estas ¡Dios! –La sonrisa burlona de Kayla hizo que Elena quisiera abofetearla. –Es porque ella está embarazada, pero aun así es bella –Dijo Gabe echando fuego por los ojos.

-Eso está bien si te gustan las mujeres obesas. –Dijo esta con una carcajada.

-¡Kayla! Discúlpate con la señora –Dijo Mark, como si estuviera reprendiendo a una niña pequeña.

-No es necesario que lo haga señor Kazaminsky, es cierto que estoy pasada de peso, pero eso nunca h sido un complejo para mí. -¡Mentirosa! Se dijo a sí misma.

-Aun así… -Kayla y su no-usado cerebro salieron nuevamente. –Ya lo dijo Mark, no hay porque ofenderse, solo es la verdad, además se acepta… -Maldita perra.

-Ella lo comprenderá cuando tengan hijos.

-Nunca en mi vida tendré hijos –Dijo Kayla a la defensiva. Elena enarcó una ceja de manera interrogativa hacia Mark, quien estaba viendo de manera extraña a Kayla. –Eso deformaría mi figura, y Mark no soportaría verme gorda ya me lo ha dicho. Él odia a las mujeres gordas. –Dijo de manera conspiratoria a Elena. Lo que hirió profundamente a Elena. Porque Mark la había adulado cuando habían hecho el amor. –Tenido sexo- se corrigió automáticamente.

-Espero que me perdonen, pero vuelvo en un momento. –Dijo Elena mientras se alejaba del lugar, dejando a Gabe con una furiosa mirada dirigida a la tonta Kayla.

Elena trató de no llorar hasta que estuvo fuera en el aire fresco de octubre. La estúpida Kayla había logrado lo que ningún hombre o mujer a parte de Mark y algún otro en su pasado habían hecho. Sentirse asqueada de su propio cuerpo.

Ella miles de veces se había sentido con la autoestima baja por que los hombres no la miraban más de dos veces, pero solo dos veces había querido estar fuera de su cuerpo, pero la tonta Kayla lo había logrado nuevamente.

Las lágrimas lograron salir en grandes raudales mientras se sentaba en medio del gran jardín frente a una hermosa fuente. La banca estaba fría debajo de ella, pero no importó, solo quería sentarse y llorar a solas.

Sintió una pequeña patada en el vientre, y lloró mucho más, porque no podía compartirlo con el padre de sus hijos. Si él tan solo supiera que sería padre. Sería inútil decirlo, él no la quería, y tal vez le quitara a sus hijos. Mejor guardaría silencio, y se tragaría el amor que sentía hacia el maldito bastardo que la había hecho a un lado, como si fuera algo desechable.

Él odiaba a las mujeres gordas… Maldito Mark, solo había jugado con ella. Y Elena en el momento que Kayla lo había dicho, había querido gritar que la maldita gorda se había acostado con su prometido. Pero nunca lo diría. Sería una humillación más grande para ella. Demostraría que Mark solo había jugado con ella. Él mismo lo había dicho, solo había sido diversión, ambos eran adultos. Ella se suponía que tenía que entender.

Una vez que todos esos sentimientos confusos salieron en forma de lágrimas, quedó vacía, seca, y se quedó con la mirada perdida acariciando su vientre.

-¿Elena se encuentra bien? –Llegó a ella una voz que la hizo cerrar fuertemente los ojos. ¿Por qué se presentaba? ¿Por qué ahora que estaba tratando de borrar sus sentimientos hacia él?

-Yo… yo me encuentro bien –Respondió ella evitando su mirada. Al parecer Mark nunca entendía las indirectas por qué se sentó junto a ella y giró su mentón. -¿Por qué ha llorado? –Preguntó el maldito imbécil.

-Si le hubieran dicho obeso, y lo hubieran humillado más de una vez, agregando el hecho de que fuera mujer, usted también hubiera llorado.-El temperamento de Elena había subido bastante gracias a todas esas hormonas en ella.

-Elena –Dijo Mark de manera tierna, y eso enfureció mucho mas a Elena. –Váyase al infierno señor Kasushi, lo odio más que a nadie en el mundo en este momento.

-Kazaminsky. –Corrigió Mark suavemente.

-Váyase a la mierda –Dijo nuevamente ella. Se levantó rápidamente y se contrajo por un horrible dolor en su vientre.

Pero Mark estuvo fácilmente ahí para ella. La tomó en sus brazos y la ayudó a sentarse aunque hizo una pequeña mueca de dolor. –Déjeme sola por favor –Dijo ella mientras su rostro se contraía de dolor.

-¿Acaso está loca? No la dejare aquí. Ande, caminemos hacia el hospital, tienen que revisarla.

Antes de que pudiera levantarse sintió como algo se rompía dentro de ella, y líquido corría por sus piernas. –Oh no, se rompió la fuente –Dijo ella mientras un nuevo dolor la invadía. Pero solo tenía siete meses. Sus bebés estaban muy pequeños.

Caminó con Mark hasta la entrada del hospital, pero su dolor era intenso, ella había ido a terapia prenatal, pero nada de lo que había pasado se comparaba con el dolor que sufría. Ni siquiera tenía el cuarto para sus hijos. Mucho menos ropa y accesorios.

-¡Ayuda por favor! –Gritó Mark desesperadamente mientras ella inhalaba y exhalaba. Mark imitaba sus respiraciones, lo que hizo reír de manera chillona a Elena, si él tan solo supiera. –Inhala y Exhala. –Decía él cuando Elena gritó de dolor.

Gabe llegó corriendo a su lado y la tomó de Mark. –Soy su ginecólogo –Le informó al doctor que había llegado corriendo hacia ellos.

Elena perdió el conocimiento en ese momento…

La próxima vez que despertó estaba en una cama, había luces sobre ella, y se sentía expuesta, tenía las piernas abiertas de par en par.

-Linda nena, que bueno que despertaste. Ahora necesito que ayudes al médico a que vengan al mundo los chiquillos revoltosos –Dijo un sonriente Gabe.

Elena asintió de manera distraída por que en la sala de maternidad también se encontraba –Se coló, Gregory no soportaría ver demasiada sangre, así que cambio lugar con Mark –Dijo Gabe, aunque Elena sabía que Gregory aguantaría mucho más que eso.

Los dolores de parto comenzaron nuevamente, y Elena tenía la urgencia de pujar.

-Anda nena haz lo tuyo. –Decía el médico mientras Elena empujaba fuertemente y lagrimas salían de sus ojos. Ella sabía que tenía que hacerlo por sus bebés.

Gabe se encargaba básicamente de los aspectos técnicos del parte, mientras Mark era un incentivo emocional que la apoyaba mientras ella gritaba y empujaba fuertemente. Elena podía jurar que Mark estuvo a punto de desmayarse cuando vio que la pequeña Penélope salió completamente. -¡Dios mío! ¡Cristo! Es una pequeña niña. –Chillaba Mark mientras veía con fascinación a la pequeña niña que era limpiada. Pobre chico, creía que todo había terminado.

-Bueno nena, lo estás haciendo fantástico, solo un poco más, falta el gemelo. –Ahora Mark estuvo a punto de desmayarse. -¿Otro? –Preguntó con los ojos muy grandes.

Elena no tuvo tiempo de contestar, por que empujó nuevamente con más empeño que nunca. Faltaba su pequeño Evan.

Elena escuchó lejanamente el llanto de su pequeño niño, ella había quedado exhausta después de varias horas, lo único que quería era dormir, pero no lo haría hasta que viera a sus pequeños niños. Y así lo hizo.

Dicen que los bebés cuando nacen, no se parecen a nadie en especifico, pero su pequeño Evan era idéntico a su padre. Sus ojos eran de un profundo gris metálico, ¡Dios! Elena lloró por lo poderosos que eran esos ojos pequeños e inocentes.

Su pequeña Penélope era otra historia. Sus pestañas eran grandes y rizadas. Sus ojos eran de su mismo marrón. Su cabello era encrespado como el suyo, pero tenía ese toque latino y extranjero de Mark. Eran su imagen. Pero en miniatura. Y Elena estaba más feliz que nunca por su dicha. Sus ojos eran idénticos a los suyos. Sus nenes no parecían gemelos, al parecer no lo eran.

Su fuerte Evan Antoni y su delicada Penélope Alessandria, el nombre completo de su mejor amiga, Sally, la cual se encontraba en un viaje de trabajo en Sudáfrica, si ella tan solo estuviera aquí.

Con esos pensamientos se quedó totalmente dormida.

1 comentarios:

Beluchiss dijo...

ahhh odioo a Kaylaa quienn se cree que odiosaa que ess..!!! y Mark pudoo estar en el nacimiento de sus hijos aunque no sepa que son de el todaviaa jee que emotivooo estee capitulo me re gustoo!!!! solo faltaa que Mark deje a Kayla y se enteree de los doss bebes que vio nacer son sus hijoss!!!!!

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