Capítulo 3

martes, 8 de noviembre de 2011
El encuentro con su hija había tenido muchos matices, tristeza, alegría, frustración, todo en una misma tarde. Ella estaba contenta de que por fin se hubieran visto después de dos semanas de ausentismo. Pero también se sentía triste porque él ya no era parte de su familia, no de la manera como lo era Sean el nuevo esposo de Julia. Aunque Sean era su cuñado y no su padrastro, Kelly lo veía de esa manera ya que para ella Julia era su madre. Siempre había sido así.
-Yo siempre seré parte de la familia hija, solo recuerda que tu madre también desea ser feliz. No puedes impedirle eso, y tu rebeldía de marcharte de casa para oponerte a su matrimonio con Sean, lo quieras o no, es muy infantil. –Le había dicho Evan en una manera de cohesionarla para que regresara.
-No fue infantil papá, sé que no tengo ningún derecho de impedirle a mamá que rehaga su vida y todo eso, pero es que yo te quiero a ti. Sean me cae bien pero no lo llamaré papá, y no quiero verlo besar a mamá, solo tú. Es muy confuso.
-Lo sé nena. Pero tienes que afrontarlo. Todos cambiamos de ideas, nos enamoramos y nos desenamoramos. Tienes que comprenderlo, algún día te sucederá lo mismo. Ahora tienes que dejarlo pasar.
Su hija se había puesto de un rojo profundo cuando lo dijo. E inmediatamente el padre protector salió de él. –Kelly… ¿que no me estás diciendo?
-Papá… es que hay un chico. –El vello de la nuca de Evan se puso de punta, nunca se imaginó que llegaría a este momento. De hecho si lo sabía, pero no quería afrontarlo, no tan pronto, su hija solo tenia diecisiete, no podía tener su primer amorío. ¿O sí?
-Pero como… solo tienes diecisiete.
-Papá, se muchas cosas, no soy una niña, se que eres gay por ejemplo. También se que las relaciones sexuales…
Evan ya no la siguió escuchando, se había quedado aterrorizado cuando su hija había mencionado su sexualidad. Kelly al ver su palidez se detuvo abruptamente.
-Lo siento papá, ¿dije algo mal? –Sus pequeños labios estaban fruncidos con preocupación, una acción que tanto ella como Julia hacían cuando estaban pensativas nerviosas. -¿Quién te dijo eso? –Preguntó Evan tragando el enorme nudo que tenía en su garganta. –Cualquiera a mi edad sabe lo de las relaciones…
-¡No! –Explotó Evan, pero rápidamente se silenció porque Kelly parecía estar a punto de llorar. –Lo siento Kelly, estoy hablando de mi sexualidad, ¿Quién te lo dijo?
La cara de Kelly se iluminó como si hubiera hecho un gran hallazgo y para Evan así era. –Lo he sabido desde que te conocí papá. Cuando tu y mi mamá hablaban sobre sus vidas, aquel día en el parque. Cuando nos llevaste a tu departamento. Ese día supe que eras gay. Pero siempre esperé que tú hablaras sobre eso conmigo cuando fuera mayor… pero nunca lo hiciste. Y no sé si sentirme defraudada, decepcionada o triste. O tal vez las tres. Siempre he esperado que seas franco conmigo y no lo has hecho.
Evan sintió una gran euforia al saber que Kelly no lo despreciaba por su sexualidad, y la abrazó fuertemente. Más fuerte que nunca, y la llenó de besos por todo el rostro. Y ella reía fuertemente.
-¡Te amo tanto hija! –Gritó él. Todo en su mundo era perfecto en ese momento. Nada podía cambiarlo.
Pero se había equivocado. Ahora él estaba de camino a Arizona, para hablar sobre seguridad con su cliente. Y todo estaba mal. Desde su traje color gris rata como lo llamó Evan. Era un color horrible para él además de que en Arizona hacía un calor de los mil demonios. Cambiaria el espantoso traje cuando llegara, era obvio. Todo estaba mal. Había puesto su nombre en la carpeta que había sido mandada de nuevo a su cliente con todas las especificaciones que daba y pedía su compañía. Así que ya no había marcha atrás. Y su cliente era nada más y nada menos que aquel hombre que lo hizo sufrir un día. Por el que su corazón aun trataba de latir. Por el que nunca olvidaría porque su deseo por él era enorme. A pesar del daño y del tiempo. Todavía lo amaba como un chico. Todavía suspiraba por él cuando nadie lo veía. Aun tenía los recuerdos frescos en su mente. Aquella fotografía que le traía dolor y placer a la vez, estaba gastada por el tiempo y el uso.
Todavía amaba a Robinson McLaren como un chiquillo. Y todo estaba tan mal. Porque él estaba tan nervioso como una virgen. Touché, mal juego de palabras definitivamente.
Pero había tomado una decisión, una decisión de la cual no daría marcha atrás. Actuaria lo mas profesionalmente posible, Robbie podría haber cambiado, aunque no tenía una explicación coherente para que el hombre que había intentado olvidar –sin éxito- lo hubiera contratado, diciéndolo mejor, no sabía qué razón tenía Robbie para contratar a su empresa de seguridad. Firbuk´s Company era una empresa de seguridad de gran renombre, así que no era de sorprenderse que Robbie como cualquier otro millonario excéntrico quisiera protección para ellos o para sus “casas”. Aunque no era necesariamente excentricidad la seguridad, ya que todos en el mundo la desean. Esa era una explicación de la siempre positiva trabajadora Noemí. La otra era que Robbie quería desnudarlo en cuanto cruzara la puerta de su casa y disculparse de la mejor manera posible. Claro, Evan no creía ninguna de ellas.
Firbuk´s Company inició como todas las grandes empresas, como un pequeño negocio. Tan solo con el mínimo capital, diez personas sin sueldo durante los primeros meses, y mucho empeño. Ahora ocho años después, era una empresa reconocida mundialmente, por tener los mejores equipos de seguridad. Pero no cualquier pelado tenía su número. Era conocido pero como cierto mito. Muchos creían que solo eran rumores. Y gracias a ellos, Evan tenía una muy buena fuente de ingresos. Y todo lo había logrado con empeño y carácter.
Si, definitivamente Robbie no iba a afectar su organismo. Él era un maldito bastardo que lo había alejado sin contemplaciones. Ahora Evan actuaria tan clínicamente como fuera posible. El no era cualquier tonto que creería las disculpas de un soquete que después se iría a jactar de sus avances con sus ricos amigos. “El tonto Evan cayó de nuevo. Mucho mejor, lo follé y lo dejé sin ninguna explicación, es un imbécil como hace diez años” –Evan Apretó la carpeta que tenía entre sus manos con el pensamiento. El sería un maldito idiota si aceptaba nuevamente a Robbie aunque solo fuera una remota posibilidad.
Si, con esa nueva resolución, Evan se sintió más confiado que nunca. Esta vez no caería, y no habría contemplaciones.

3 comentarios:

Beluchiss dijo...

uff bueno parece que evan esta seguroo que no caeraa con robbie otra vezz peroo el lo amaa y robbie tambienn pero bueno evan esta lastimado por lo que pasooo!!!! y me gustoo muchoo la parte con su hijaa fue muy buenoo y tiernooo!!!!

Anónimo dijo...

Esto se está animando. Mmmmmmmmmmmmmmm.
En todo caso, ¿Por qué espera Evan que Robbie intente algo con él? Tal como dice en el relato, él trabaja en una empresa de seguridad de élite y los millonarios pueden permitirse grandes gastos.
Sigue, sigue, que se me están poniendo los dientes largos.
Ánimo, chica.

judith dijo...

Me ha gustado mucho Kelly y lo natural que se ha comportado con lo que su padre es gay . Y Evan , pobrecito , yo tengo una niña de 8 años y su padre siempre dice que cuando se haga mayor los chicos la perseguirán a ella y él perseguira a esos chicos jejjeje por lo que entiendo su reacción .
Tengo ganas de ver el encuentro entre Evan y Robbie.

Gracias por el capi .
Un abrazo

Judith

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